miércoles, 24 de abril de 2013

Salto del Nervión

A principios del mes de marzo se dieron las circunstancias perfectas para ver el salto del Nervión en todo su esplendor. Un invierno muy lluvioso y tres o cuatro días antes de visitarlo cayó una nevada muy buena.
En otras dos ocasiones había ido desde la parte burgalesa, Pancorvo, Berberana y una vez iniciado el ascenso al puerto de Orduña había entrado en el Monte Santiago hasta llegar a un centro de interpretación, donde había aparcado el coche. Desde allí hasta el salto es un paseo muy cómodo.
Pero esta vez, el ascenso lo comenzamos en la parte alavesa. Dejamos el coche pasado el pueblo alavés de Uzá.
Al principio el camino discurre entre hayas, pero según ascendemos la vegetación queda reducida a pequeños arbustos. Cuando hemos recorrido como un kilómetro vemos a la derecha el cortado del cañón y nos acercamos a él.
La primera visión es espectacular, con lo que continuamos avanzando por el borde sacando fotografías continuamente.
Este salto se encuentra en la ladera de enfrente y surgirá en contadas ocasiones. Pero a pesar de la distancia se aprecia la cantidad de agua que brota del agujero.
Desde bastante lejos tomo la primera foto del salto, que ya no perderemos de vista  hasta llegar frente a él. La ruta es muy cómoda, siempre es en ligero ascenso y en el tramo final es llano. El que piense que pueda ser peligroso, que se olvide. Todo el borde  está protegido por una valla de alambre con lo que el riesgo es nulo.
Cada vez nos acercamos más, y el salto acapara todo el protagonismo. Ya no tenemos ojos nada más que para el salto.
Podríamos ponerle muchos adjetivos; grandioso, magnifico, colosal... Pero al igual que las fotografías, se quedan cortos a la hora de reflejar su esplendor.
Estamos frente por frente y apreciamos que el agua en el ultimo tramo cae pulverizada.
La idea es cruzar el río y recorrer el cortado por la zona burgalesa. Pero casi sin avisar se presenta una invitada que no contábamos con ella.
 
La niebla se cierne sobre nosotros a una velocidad increíble y en menos que canta un gallo nuestra visión queda reducida a quince o veinte metros. Con esta nueva perspectiva no nos queda más que cambiar de planes. Decidimos seguir el curso del río, quien sabe, tal vez nos depare alguna sorpresa.  
Llegamos a una zona donde confluyen tres corrientes de agua, decidimos tomar la de la izquierda y nos tropezamos con este rustico puente. Es posible que en su día pasaran carros sobre él, pero una piedra se ha desprendido y su anchura ha quedado reducida a la mitad.
Seguimos el curso del río, que nos depara paisajes bucólicos como este, hasta llegar a una gran balsa (imagino que se usará para abrevadero del ganado en épocas de estío) donde hacemos un alto para reponer fuerzas. El sol quiere aparecer a través de la niebla, pero es un espejismo, se vuelve a cerrar, más espesa si cave, que antes.
Parece que esta mañana poco más vamos a ver, y lo más sensato nos parece regresar al coche. Buscamos el mejor camino y el gps nos indica uno a nuestra izquierda como a trescientos metros que nos lleva a las proximidades de Uzá. Salimos a su encuentro y pronto damos con el, no es un camino muy transitado pero nos viene de maravilla. El camino se acerca en algún punto al corte y no perdemos la esperanza de que la niebla desaparezca. Pero no es así, son casi las dos cuando llegamos al coche.
Hemos empleado cuatro horas en hacer la ruta circular que hemos improvisado sobre la marcha.
¡La impresión que me llevo es magnifica! 
 


jueves, 18 de abril de 2013

Cascadas de Santa Cruz del Valle Urbión

Para llegar a Santa Cruz , tenemos dos opciones:
1ª- En La N-120 a la altura de Ibeas tomamos el desvió de Pradoluengo.
2ª- En Belorado, también en la N-120, tomamos el desvío hacia Pradoluengo y como a dos kilómetros pasando el pueblo se encuentra Santa Cruz.
Precioso pueblo serrano, situado en un enclave maravilloso.
 En cualquier época del año que lo visites hay un detalle que nunca pasa desapercibido, el agua, fluye por cualquier sitio. ¡ Maravilloso!.
La ruta se puede comenzar en el mismo pueblo, pero cuando estuvimos la previsión de lluvia era del 100% con lo que seguimos una  pista  como dos kilómetros hasta llegar a una zona recreativa, con merenderos, fuente y un pequeño refugio, para protegerse de las inclemencias del tiempo.
La ruta es circular y esta bien señalizada,  al poco de salir encontramos el cartel que nos indica un desvío a la derecha, transitamos por una zona de prados, pero una vez dejados atrás estos comienzan las complicaciones. Tenemos delante una pequeña senda que sube zigzagueando ladera arriba, aparte de la pendiente, que de por sí es dura hay que añadir la humedad del suelo. ¡Rezuma agua por todas partes!
Terminada la pendiente nos adentramos en un pinar y un poco más allá comenzamos el descenso hacia el río. Como el invierno ha sido prodigo en lluvias, su caudal  es muy alto, con lo que tenemos otra dificultad añadida. La ruta transita por el cauce del río, en varios puntos las marcas se encuentran en medio de este, con lo que después de cruzar varias veces terminamos de agua hasta las rodillas.
Comienza a llover con cierta intensidad cuando aparece ante nosotros la primera cascada.
Tiene un desnivel considerable y con la cantidad de agua que lleva el ruido es atronador.
Después de las fotos de rigor continuamos con el ascenso, que en algunas zonas es peliagudo. En poco tiempo alcanzamos la segunda. Es mas esbelta que la anterior y el ruido es aún mayor.

Nos intentamos hacer una fotos cerca de la cascada y terminamos calados por arriba y por abajo.
Un poco antes de llegar a esta cascada vimos una pieza metálica, bastante grande, en medio del río. La zona es inaccesible para vehículos, así que no nos explicábamos como había podido llegar allí. Nosotros no lo sabíamos, pero era cuestión de tiempo conocer la respuesta.
 
 
Nos dirigíamos a por la ultima cascada, cuando en una zona tuvimos que abandonar del cauce del río, entonces encontramos la respuesta. Había piezas de un tractor por toda la ladera, creo que era un Super 55, la incógnita es ...¿ Como llegó hasta allí?.
Continuamos andando y la lluvia es nuestra compañera desde hace rato, pero como dice el refrán "No hay mal que cien años dure" y para cuando avistamos la ultima cascada escampa.
Es, sin lugar a duda, la más espectacular de las tres por su altura y aunque tiene una pequeña terraza hacia la mitad es preciosa.
Esta ultima se encuentra al lado de un cortado rocoso espectacular.
Una indicación a la derecha de la cascada nos indica el camino a seguir, que nos conduce a lo alto del salto. La senda continua por la derecha adentrándose en un espeso pinar y nos alejamos del río rápidamente, salimos del pinar y desde un mirador observamos el paisaje.
Comenzamos un frenético descenso, que aunque da un  rodeo es muy cómodo, nos adentramos primero en espesos pinares y luego en un precioso hayedo.
Estamos llegando a otro valle que nos conduce directamente al coche. Falta poco para la una y comienza otra vez a llover. Uno de los compañeros nos comenta que antes de salir de casa ha mirado la previsión del tiempo y que se esperaban chaparrones de cierta intensidad en esta zona y en el momento que nos encontramos. Tenemos el coche a la vista y la lluvia arrecia. ¡Pero de que manera! Alcanzamos el coche y salimos pitando, la lluvia nos acompaña en todo el camino de regreso hasta Burgos. ¡Para que luego digan que las previsiones no son fiables!
Hemos empleado cuatro horas, nos hemos mojado en el río, en las cascadas y con la lluvia pero ha merecido la pena. Tenemos todos una sonrisa de oreja a oreja.
Esta ruta igual es más cómoda de hacer en verano y otoño, pero en contrapartida el agua de los saltos será menor. Aunque cuando una cosa es bonita es indiferente el momento que se disfrute.
¡ A por ella!





jueves, 11 de abril de 2013

Presa de Alba

Tomamos la nacional 120, después de bajar la Pedraja y un poco antes de llegar a Villafranca Montes de Oca hay un cruce a mano derecha, en la indicación pone Presa de Alba y Nuestra Señora de Oca. Como a 1 km. se encuentra la ermita donde dejamos el coche. La ermita se encuentra en el interior de un vallado y junto a ella hay unos manantiales de lo más curiosos.
Desde el primer momento pisamos nieve. Tomamos el camino del desfiladero, que con el manto blanco está precioso.

La zona alta de los riscos está cubierta por la niebla que no nos deja ver su grandeza, pero también tiene su encanto.
Continuamos por el desfiladero y a poca distancia, se intuye más que se ve, la mole de la presa de Alba.
 Una vez al pie de la presa comenzamos a subir escaleras, no se cuantas son, pero arriba las piernas parecen de alambre por lo enclenques que se quedan. Dejamos atrás la caseta del guarda y vamos por un camino que bordea la presa.
La niebla sigue espesando, casi no nos permite ver las rocas al otro lado de la presa, que precisamente no son pequeñas.
Seguimos la pista y un poco  antes de llegar al pueblo abandonado de Alba unos corzos nos sorprenden, saco la cámara pero cuando los quiero fotografiar se encuentran ya muy lejos.
Dejamos el pueblo a la derecha y continuamos por la campa que hace un instante corrían los corzos, después nos adentramos en una zona de pinos, vergas y hayas desde donde se alcanza a ver la cola del pantano.
Cruzamos un  riachuelo y después de subir una pequeña pendiente nos adentramos en un profundo hayedo, donde algunos de sus ejemplares son soberbios.
Hemos sobrepasado la cola de la presa y la senda nos conduce hasta el borde de otro precioso desfiladero.
La ruta continua río arriba y una vez salvado el corte del defiladero la senda desciende vertiginosamente hasta el río que cruzamos sin dificultad. Me imagino que con tiempo seco este desfiladero se podrá hacer por el río, pero las condiciones actuales nos invitan a dejarlo para mejor ocasión.
Subimos la empinada ladera, creo yo, que por la zona más complicada. Y para no recalentarme , con la escusa de hacer fotos , voy parando de vez en cuando. Casi arriba nos topamos con una pequeña cueva que tiene cegada una abertura que da directamente al precipicio. Hacemos un pequeño alto para observarla. ¡Interesante!
La senda nos lleva hacia la derecha y rápido comenzamos a descender hasta toparnos con un arroyuelo. El sitio es tan bueno como cualquier otro para tomar un bocado, poca cosa, fruta, galletas  y un caldillo reconstituyente. El frío es intenso por lo que reanudamos la marcha con rapidez.
Para entrar en calor otra subida, un poco de llano y con un esfuerzo salvamos el ultimo desnivel que nos sitúa en el roquedal sobre la presa.
La niebla sigue espesa y da al lugar un toque irreal, casi fantasmagórico.
En lo más alto del cerro hay un cartel que nos indica la ubicación de un castro celta, la pena es que con la nieve no se aprecia nada.¡ Ya tengo un motivo para volver!
La postal desde la privilegiada posición que nos encontramos es majestuosa y a la vez un tanto tétrica, un manto de nieve lo cubre todo, la niebla nos envuelve  con un halo de misterio dando la sensacion que en el siguiente recodo del camino te puedes encontrar con el Yeti.
Iniciamos un frenético descenso que nos adentra en un precioso hayedo, al final del cual se encuentra nuestra meta. Estamos otra vez en la ermita de Oca.
Hemos empleado tres horas en hacer los catorce kilómetros de recorrido. La temperatura mínima ha sido de tres bajo cero y la máxima de cero grados.
Por esta zona he estado en todas las épocas del año, y en todas es un placer dar una vuelta por estos parajes. Pero el día de hoy ha tenido ese toque sublime donde el único calificativo posible es el de fantástico
 

martes, 2 de abril de 2013

Puras de Villafranca

Llegar es de lo más sencillo tomamos la nacional 120 y a la altura de Belorado cogemos el cruce con dirección a San Miguel de Pedroso, cruzamos el pueblo y como a dos kilómetros se encuentra nuestro destino; Puras de Villafranca.
Aparcamos en el centro del pueblo y comenzamos la ruta.
Salimos del pueblo por el camino que pasa frente al horno comunitario, e iniciamos un largo ascenso.
La ruta la habíamos descargado de Internet, es una ruta circular de 16,5 kilómetros. La subida no tiene mayor misterio, es un camino de parcelaria, pero según ascendemos la capa de nieve aumenta. Caminamos por el camino de Villafranca y al llegar al alto la nevada es ya considerable.
Ahora andamos por una zona llana, y gracias a los hitos y las pinturas en los arboles seguimos la ruta sin ninguna dificultad. Bordeamos, unas veces por caminos y otras por cortafuegos una serie de pinares, hasta que un camino nos introduce en ellos.
Hacemos un alto para tomar un pequeño tentempié, rápido y frugal para no quedarnos fríos y continuamos andando entre pinares. Algunas zonas son complicadas por la cantidad de agua que nos encontramos y en varias ocasiones abandonamos el camino para evitar los charcos.

Dejamos atrás los pinares y nos adentramos en un extenso  y precioso hayedo, algunos ejemplares son de una talla soberbia , nos encontramos una en el suelo y pensamos que se trataba de un árbol entero pero salimos rápido de nuestro error al ver una haya gigantesca que se la había arrancado una rama.
Dejamos atrás el espectacular hayedo, y continuamos andando, no sé si por fincas de labor o por una dehesa. La nieve acumulada no nos saca de dudas, tenemos que saltar varias alambradas, por lo que me inclino por dehesa.
En algunos lugares la capa de nieve alcanza los 30cm.
A lo lejos observamos un pequeño pueblo, pero no nos acercamos a él, la ruta se desvía y se queda como a un kilómetro a la derecha. El pueblo es Rábanos.
 Continuamos por el llano, en el que saltamos cuatro o cinco vallados y por fin iniciamos el descenso.
Nos adentramos en una zona de espesa vegetación, hayas, arbustos, zarzales... El descenso a pesar de la nieve es muy cómodo. Casi al final del descenso nos topamos con la primera sorpresa.
En medio de la senda nos encontramos con esta surgencia, que debido a lo lluvioso del invierno brota caudalosamente.
Y un poco más adelante nos encontramos la segunda sorpresa, es una bella cascada por la que fluye el agua ruidosamente.
Estamos muy cerca del pueblo,  y regresamos a él por la zona donde se encuentran las bocaminas de manganeso y la cueva de Puras.
Hemos empleado tres horas y media, la temperatura máxima ha sido de un grado bajo cero  y la mínima tres bajo cero. El resto del año me imagino sera una ruta bonita pero con nieve es preciosa.