viernes, 15 de mayo de 2015

Haro

Habíamos quedado con Jesús, nuestro guia, en la zona de las bodegas. Pasaba un poco de las 10,30h. cuando llegamos. Sin demora nos acercamos en coche al inicio de la ruta, el puente de Briñas.
 Se trata de un puente medieval con una planta colosal. Nos comenta Jesús que en mil setecientos y pico, no me acuerdo del año exacto, se produjo una crecida en el Ebro de proporciones  dantescas. Esta crecida se llevó por delante los puentes de Miranda, San Vicente y Calahorra. Sin embargo el que nos ocupa aguantó estoicamente, aunque el agua lo llegó a cubrir por completo.
Cruzamos el puente y tomamos el camino de la derecha. En la ladera del río junto al camino encontramos una lapida con siete nombres inscritos. Son los nombres de unos soldados liberales que perdieron la vida en las guerras Carlistas y aparecieron flotando en el río en este lugar.


Salimos del valle de río y nos encontramos  inmersos en un mar de viñedos con una preciosa estampa de Haro al fondo.


Seguimos camino adelante, por una suave ladera que nos conduce al siguiente punto de interés.


Un magnifico "chozo" recientemente restaurado destaca en lo alto del cerro al que nos dirigimos.
Aunque una vez arriba lo que despierta mi interés no es la construcción sino las tumbas que conforman una necrópolis de dimensiones considerables.


El cerro esta cubierto de grandes rocas areniscas y en ella se hayan las tumbas diseminadas por varias zonas.


Su estado de conservación, no es malo del todo, esta arenisca es muy dura. Aunque hay varias tumbas rotas, hay otras muchas  que se encuentran cubiertas de maleza y podemos pensar que estén enteras.
Nos comenta Jesús que esta necrópolis no ha sido excavada ni estudiada nunca, y que posiblemente sean altomedievales.
De las tumbas que están a la vista se puede decir que son del tipo bañera y todas ellas son de adulto, calculo entre 170 cm. y 180cm. de longitud. De las que se encuentran tapadas poco o nada se puede decir de ellas.
Desde el cerro que nos encontramos tenemos una perfecta panorámica del caprichoso meandro del río Ebro. Desde este promontorio observamos Haro, Briñas, La Bastida, San Vicente, San Felices y como no la alfombra de viñedos que lo cubre todo.
Descendemos bordeando el cerro encarando a Briñas y en una pared rocosa hay tallada en ella esta curiosa ornacina.


Tiene una altura de unos 150 cm. Nos comenta Jesús que en su interior albergaría posiblemente alguna imagen Mariana. En los agujeros podrían ir un par de antorchas.
Seguimos descendiendo y cuando llegamos al llano nos acercamos a otra zona rocosa donde hay excavado un lagar rupestre.



Es una pequeña maravilla pero en la foto pierde mucho. Cubierto de tierra y hierba para pasar un poco desapercibido. En la zona de arriba, con forma de concha, se encuentra la zona de pisado de la uva, el mosto va cayendo al pilón por su peso. Este tiene una profundidad aproximada de 50cm.
Si nos fijamos en la esquina inferior del pilón  hay un orificio tapado con una piedra que es por donde se sacaba el mosto.
 Estoy gratamente sorprendido de lo que estamos viendo; la necrópolis, la ornacina, el pequeño lagar y aun nos falta el plato fuerte: El santuario celtiverico Jarrero, que ya vemos a lo lejos encaramado en un cerro.


Como se aprecia en la foto, todo el cerro se encuentra escalonado en terrazas y encaramado en la cima se encuentra el altar ritual.
Vamos bordeando el promontorio, paseando despacio por las terrazas, saboreando este final de ruta.
Llegados a un punto nos pregunta Jesús,- ¿No veis nada?
Lo cierto es que no veíamos nada, pero nos indico que nos desplazáramos apenas dos metros hacia donde esta él y entonces si que vimos la silueta de un rostro en la roca.




Es muy curioso. En cuanto te desplazas a derecha o izquierda, por poco que sea, pierdes la perspectiva y el busto desaparece.
Encaramos la subida al altar propiamente dicho por una escalinata muy erosionada.


Una vez arriba a la derecha se encuentran las pilas donde se realizaban los sacrificios.


Casi toda la superficie superior está horadada por pequeños agujeros que serían usados en algún tipo de ritual. Otro dato a tener muy en cuenta, en lo alto de la roca e incrustada en una profunda grieta ha crecido una sabina, planta no muy habitual en esta zona.
Aquí, sentados en la cima del santuario, Jesús nos comenta las alineaciones  del sol, el altar y el monte Toloño, lugar sagrado de los celtas, tanto en el solsticio de invierno como en el de verano.
La mañana va pasando y es hora de volver,  lo  hacemos por un camino paralelo al Ebro rodeados de viñas hasta donde la vista alcanza.
Después de un precioso paseo llegamos al puente medieval y final de nuestro periplo.


La ruta ha durado tres horas en una mañana esplendida del mes de mayo, los lugares visitados preciosos, y la compañía magnifica. ¿ Que más podemos pedir? Pues... Tomar unos vinos en Haro.
Y así fue como pusimos punto y seguido a esta preciosa jornada. En la herradura, con un tinto en la mano y haciendo planes para volver en octubre tras la vendimia cunado las viñas se tiñen de mil colores.