viernes, 23 de diciembre de 2016

Cueva de la Rasadilla

Vamos en busca de la cueva de la Rasadilla localizada en Ahedo de Butrón, pueblo del que es natural mi compañero de trabajo y guía para la ocasión. Me comenta que hace muchos años que no visita la cueva, tal vez cuarenta, y aunque conoce el lugar donde se halla tal vez le cueste un poco dar con la boca de entrada. Antes de salir del pueblo nos encontramos con un amigo que tras contarle nuestro plan nos da todo tipo de referencias para dar con ella.
Son las once y media cuando abandonamos las ultimas casas por el camino de "Canales", a la derecha dejamos "Monteliendre" curiosa formación rocosa, el empinado camino nos conduce hacia la "Calzada Bajera".




Preciosa calzada que en alguno de sus tramos se ve el enlosado a la perfección.




Ganamos altura con rapidez  y pronto alcanzamos una zona de cultivos y pastos. Cuando vemos a lo lejos la primera referencia que nos ha dado, abandonamos el camino y campo a través ascendemos en busca del tendido de alta tensión, que es la segunda referencia. Caminamos por suaves laderas cubiertas de aulagas y brezos, pasamos junto a una pequeña construcción para protección de pastores sin dudas.




Nos encontramos en el termino conocido como el Carriñuelo  buscando la siguiente referencia. Se trata de un Moreco o mojón indicando la entrada de la cueva. Sin querer nos desviamos hacia la derecha, las referencias que guardaba mi compañero de su juventud le indicaban esta ruta, pero después de caminar un poco  se da cuenta que no vamos bien y volvemos sobre nuestros pasos. 



Pasamos junto a dos parapetos o para vientos, con oquedades abiertas a los cuatro puntos cardinales y así dependiendo de donde sople el viento refugiarse en la zona más abrigada.


Ahora sí, seguimos las referencias al pie de la letra y no muy lejos vemos el Moreco, donde se encuentra la entrada de la cueva.



Al pie del "moreco" se encuentra la entrada de la galería.




El descenso aunque parece complicado es sencillo, hay una escalera hecha con grandes piedras. Introducirnos en el interior es algo fantástico, dejamos atrás la luz y nos adentramos en el mundo de la noche y las sombras donde la oscuridad es total y eso que creímos que estábamos preparados con nuestras linternas de pacotilla.



Nada más entrar vemos este curioso manantial que gota a gota colma la pileta.

























Es hora de salir, estamos encantados con lo que hemos visto, pero hasta que no vemos las fotos en el ordenador no podemos apreciar la blancura inmaculada de las paredes o las filigranas de las estalactitas que gracias al flash  de la cámara ahora podemos apreciar en todo su esplendor.




Salimos a la superficie satisfechos y felices de la experiencia que hemos disfrutado en la gruta de la Rasadilla, No es que sea la gruta más espectacular, ni la más larga, pero para unos no iniciados  como nosotros en el mundo subterráneo es perfecta, de fácil acceso y no es necesaria equipación especifica ni nada por el estilo.




Iniciamos el regreso dando un pequeño rodeo por la Nava, pasamos junto a este refugio y nos dirigimos hacia la Calzada Bajera  que nos lleva  al punto inicial.




Después de tres horas nos encontramos en Ahedo, justo a la hora de comer, no nos espera nadie.
Para mí ha sido una experiencia fantástica, al igual que para mi compañero, se le nota en la cara. Hemos caminado nueve kilómetros, unos por lugares insignes y con distinción como la calzada y otros más de andar por casa, como los caminos de parcelaria, pero lo fuera de serie ha sido introducirnos en las entrañas de la tierra.
Tendremos que pensar en volver otro día.  ¡Hay más grutas...!