domingo, 14 de octubre de 2012

COVARNANTES, CUEVA DE ANDRES, CUYACABRAS Y LA CERCA


Llevaba tiempo con ganas de hacer esta ruta, el año pasado después de haber estado la mañana en los picos de Urbión, paramos en Regumiel de la Sierra para ver las huellas de dinosaurio.
Allí un paisano nos comentó las muchas rutas que se podían hacer desde el pueblo, haciendo especial incapié en la cueva de Covarnantes o Covernantes, no se cual es el nombre correcto, puesto que lo he visto escrito de ambas formas.
Después de buscar en Internet y hacer alguna llamada al pueblo, para ir con toda la información posible( No me gusta hacer las rutas dando palos de ciego), solo faltaba buscar la compañía y la fecha. La compañía la mejor, tres compañeros de trabajo que tienen la misma afición que yo, disfrutar de la naturaleza y la fecha el 10-X-12.
 Llegamos a Regumiel a las 9.30 h, por cierto pueblo precioso, con todas sus casas de piedra a ambos lados de la carretera. Nada mas pasar las escuelas entramos por la calle de la derecha y un poco más adelante, en una zona de huertos aparcamos . Cargamos con las mochilas y los bastones y emprendemos la marcha sin demora.
Sin salir del pueblo oímos unos perros ladrando en una gran pradera, para nuestra sorpresa delante de ellos trota un gran ciervo, más parece que esté haciendo ejercicios matutinos que huir de los perros. Cada poco tiempo se para y los perros le rodean, pero ninguno le ataca, cansado de los ladridos el ciervo retoma el trote chulesco y viene en nuestra dirección, busco la cámara de fotos ,la saco de la funda, la enciendo y... el ciervo ya ha pasado. No la pude capturar, pero la imagen fue preciosa.
Seguimos una pista de montaña en perfecto estado, a la salida del pueblo las vacas pastan con tranquilidad, mientras a lo lejos se siguen oyendo los perros en su particular juego con el ciervo.
Aunque es todo pendiente no se hace dura, las vistas, siempre lo mismo, a la derecha pinos, a la izquierda más pinos. Frondosos pinares muy limpios y cuidados.
Después de cuatro kilómetros llegamos a un cruce y tomamos la pista de la derecha, ahora la pendiente sí es un poco mayor, pero en ningún momento dura, nos quedan tres kilómetros pero se hacen cortos, sin darnos cuenta llegamos a un cartel indicándonos que estamos en Covarnantes.
Cuenta la historia que en plena guerra de independencia en esta zona, el cura Merino hizo frente a las tropas napoleónicas, y en Covarnantes él y sus hombres tenían su refugio.
La cueva es muy amplia, pudo haber albergado un pequeño ejercito. Actualmente lo usan como refugio de ganado.
Esta pequeña hornacina excavada en la roca, era el lugar en el cual "el cura Merino"  dirigía la homilía a sus hombres
En la cara norte de la cueva, en su día tapiada, corre un pequeño riachuelo, formando una pequeña cascada entre las rocas.
Al lado de la cueva hay un merendero precioso, cerrado en madera y con los bancos y mesas de piedra. ¿Que mejor sitio que este para almorzar? Sacamos las viandas de las mochilas  y damos buena cuenta de ellas.
Sin demora nos ponemos en marcha otra vez, desandamos el camino hasta el cruce y tomamos el otro ramal, seguimos subiendo, pero muy tendido, pasamos por un cruce que indica Revenga y poco más adelante nos encontramos el cartel: Cueva de Andrés  400  metros. El descenso es vertiginoso, vamos siguiendo unas manchas azules en los pinos y nos pasamos de largo. Íbamos charlando y como las pinturas seguían apareciendo cada ciertos metros no le dimos mayor importancia. Esos 400 metros se empezaban a hacer muy largos, retrocedemos prestando más atención a las señales, y allí estaba una señal que antes habíamos pasado todos por alto, en un pino había pintada una gran cruz azul. Allí solo hay una roca, comenzamos a rodearla y en la zona opuesta al camino hay una cruz grabada en ella.


Continuamos andando y en vez de volver a la pista, seguimos las pintadas azules. Intuimos que nos llevan a nuestro próximo destino. Y así es, ante nosotros hay una valla de madera rodeando una gran roca , estamos en Cuyacabras.
Nos sorprende la cantidad de tumbas que hay, y el aprovechamiento de la roca en toda su extensión, hay tumbas hasta en paredes verticales.
He visto muchas tumbas antropomórficas por la zona pero Cuyacabras me ha sorprendido gratamente. Aunque había visto alguna que otra foto,  no alcanzan a describir lo majestuoso del lugar.
Satisfechos por el camino recorrido y los parajes visitados comenzamos el descenso a Regumiel, salimos a la pista otra vez a una zona de tenadas, un croquis nos marca los caminos de la zona y tomamos la pista en sentido inverso, poco antes de llegar al cruce de Covarnantes tomamos una senda a la derecha que nos lleva mas rectos , seguimos en medio de frondosos pinares y cruzando pequeños riachuelos  en poco menos de una hora estamos ante las primeras casas de Regumiel. Son las 14,30h,
 nos subimos en el coche, próximo destino... Revenga. Aquí comemos en un merendero situado al pie de la necrópolis. Después de dar buena cuenta de todas las vituallas decidimos dar un corto paseo hasta el yacimiento de La Cerca, para bajar la comida, situado a poco más de kilómetro y medio.
El paseo es muy agradable y enseguida llegamos, está todo vallado y un gran cartel nos indica que podemos ver. En primer lugar una gran muralla de origen celta, que aunque está toda derruida nos deja constancia de su anterior grandeza, la recorremos en su totalidad y nos sorprende su longitud, termina sobre una gran roca a una altura considerable sobre el nivel del suelo.
Volvemos sobre nuestros pasos y nos adentramos en una zona de grandes rocas donde encontramos dos cuevas talladas en la roca, en las paredes  se ven  apoyos de diversas estructuras, escaleras y unas pocas tumbas antropomórficas.
Por ultimo, una cueva grande y al lado el grabado que aparece en esta foto, al pie hay una tumba muy desgastada, pero casi no se aprecia.
Son las cinco de la tarde y regresamos al coche.
Hemos empleado seis horas andando entre la mañana y la tarde y calculamos 24 o 25 km. recorridos.
La temperatura ha sido esplendida y aunque por la mañana cayeron dos chubascos, hemos pasado un día maravilloso.

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