lunes, 31 de marzo de 2014

Ahedo de Butrón

Llegar hasta Ahedo no es difícil, salimos de Burgos por la carretera de Santander y después tomamos la de Villarcayo. Un poco antes de llegar a la Mazorra, a la izquierda tomamos el cruce de Dobro y una vez pasado el pueblo a la derecha cogemos el cruce que nos lleva a nuestro destino, Ahedo de Butrón.
Ya por el camino nos habíamos encontrado manchas de niebla, premonitorio de lo que nos podíamos encontrar. Como así fue, una vez en Ahedo veíamos el circulo  solar, pero sus rayos no tenían fuerza para atravesar la niebla.
Dejamos el coche junto a la iglesia, son las nueve y media y nos ponemos a caminar. Abandonamos el pueblo por la casa de la familia Gallo-Sedano siguiendo el camino de la Nava que desde el principio muestra sus credenciales. La pendiente va creciendo y decidimos aminorar el paso, ¡menudo desayuno!, nada más salir y ya olemos a "quemao". La pendiente se prolonga por espacio de dos kilómetros, más o menos.
Por el camino hacemos varias paradas observando las curiosas formaciones que vamos encontrando. Se trata de telas de araña cubiertas por una fina capa de humedad.
¡Por fin se termina la cuesta! Nos encontramos en el termino conocido como el "Comuñer" donde abandonamos el camino y tomamos una pequeña senda a la izquierda que nos conduce a la ladera de un  profundo valle.
Los contornos se difuminan a consecuencia de la niebla, ¡Que lastima!
El primer tramo de descenso no es nada fácil y con las rocas empapadas la cosa se complica.
Una vez superado este primer tramite nos dirigimos  a la cascada, que solo baja un hilo de agua.
Hace dos años vinimos con nieve y nos encontramos la cascada helada, pero he visto fotografías de deshielo (como la siguiente) que son un espectáculo, con un ruido me aseguran ensordecedor.
En este vídeo se aprecia el caudal de la cascada en época de deshielo. Tanto la foto como el vídeo son de años anteriores.


                                    
Continuamos el descenso por el centro del valle, como por el cauce no corre agua podemos ir por donde nos mejor nos parece.
A la derecha se dibuja la impresionante silueta del "Pico Casares", lastima de niebla. ¡Vemos los primeros buitres!
Seguimos valle abajo y encontramos curiosidades que la  naturaleza nos regala con  imágenes como la siguiente.
Llegamos a la segunda dificultad. Se trata de un corte vertical de unos quince metros, que dando un rodeo salvamos sin dificultad. En época de  deshielo el salto de agua debe impresionar.

En algunos tramos  encontramos restos del camino original.

Por fin nos abandona la niebla y comenzamos a ver el contorno de este escarpado valle.

A la derecha advertimos la presencia de una colonia de buitres tomando el sol, y aunque la distancia no es mucha ni se inmutan de nuestra presencia, ¡Nos ignoran!
La senda abandona el frenético descenso que hemos traído hasta ahora, señal inequívoca de que estamos llegando al final de la garganta.
Entramos en Tudanca, pero para hacer un alto en el camino decidimos cruzar la pasarela del río y buscar un lugar para descansar en este precioso recodo del río Ebro.
Aunque el lugar es paradisiaco e invita a su disfrute, el tiempo apremia y tenemos que comenzar el retorno, que presumimos "durillo".
La vuelta la hacemos por "Valdeahedo" , salimos del pueblo por la carretera y como a medio kilómetro tomamos un camino a mano izquierda, esta ruta esta marcada, y nos indica que nuestro destino se encuentra a 4.8 Km. En su día, por este camino fluyó la comunicación entre Tudanca y Ahedo.
Pasamos junto a la cueva de los gitanos, enclavada  a los pies de este farallón.
En el primer tramo la senda discurre junto a una gran finca que ocupa el centro del valle, esta llena de frutales y nos comenta su dueño que de lo que más tiene son nogales, aunque los manzanos también producen bien. Como capricho tiene plantados parras y cerezos y nos comenta que ya ha comido de ambas frutas.
La senda está cubierta de robles y encinas,  la sombra es de agradecer. Ganamos altura de forma vertiginosa, tenemos que dosificar, la pendiente es dura y la temperatura es alta.
A mitad del camino encontramos un pilón, donde abrevaba el ganado. Por este camino bajaban los vecinos de Ahedo con burros y mulas cargados con sacos de trigo para moler en Tubilleja y luego, claro está había que subir con el harina por el mismo sendero, el pilón era el punto intermedio y lugar de descanso.
Continuamos ascendiendo, todavía nos cuesta un rato llegar hasta el pueblo, la senda continua entre robles y encinas.
La pendiente suaviza, el valle se amplía y al fondo aparece Ahedo. Cuando llegamos es la una, por lo tanto  hemos empleado tres horas y media en hacer la ruta. Hace tan bueno que nos resistimos a entrar en el coche por lo que damos una vuelta por el pueblo.
He estado aquí en varias ocasiones y siempre me han llamado la atención las balconadas solariegas, las puertas de doble hoja y las colmenas en las paredes de las viviendas.





Las casas son de piedra y de dos alturas, todas  tienen alguna de las características citadas con anterioridad, es más, alguna engloba todas ellas. Estas particularidades son típicas en esta zona  del valle del Ebro.
Preciosa ruta para disfrutar en cualquier época del año, aunque es posible que con fuertes deshielos el descenso por el valle sea muy complicado. ¡A por ella!





1 comentario:

  1. El fin de semana pasado llegué a la zona de la cascada, que estaba seca, solo un hilo de agua. Entiendo que solo lleva agua justo tras una nevada... Vi mucha vegetación a la entrada del barranco y parecía ser nada fácil el descenso hasta Tudanca por aquí ... ¿vosotros bajásteis sin problemas según he leido en vuestra entrada? algún peligro?

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