martes, 2 de abril de 2013

Puras de Villafranca

Llegar es de lo más sencillo tomamos la nacional 120 y a la altura de Belorado cogemos el cruce con dirección a San Miguel de Pedroso, cruzamos el pueblo y como a dos kilómetros se encuentra nuestro destino; Puras de Villafranca.
Aparcamos en el centro del pueblo y comenzamos la ruta.
Salimos del pueblo por el camino que pasa frente al horno comunitario, e iniciamos un largo ascenso.
La ruta la habíamos descargado de Internet, es una ruta circular de 16,5 kilómetros. La subida no tiene mayor misterio, es un camino de parcelaria, pero según ascendemos la capa de nieve aumenta. Caminamos por el camino de Villafranca y al llegar al alto la nevada es ya considerable.
Ahora andamos por una zona llana, y gracias a los hitos y las pinturas en los arboles seguimos la ruta sin ninguna dificultad. Bordeamos, unas veces por caminos y otras por cortafuegos una serie de pinares, hasta que un camino nos introduce en ellos.
Hacemos un alto para tomar un pequeño tentempié, rápido y frugal para no quedarnos fríos y continuamos andando entre pinares. Algunas zonas son complicadas por la cantidad de agua que nos encontramos y en varias ocasiones abandonamos el camino para evitar los charcos.

Dejamos atrás los pinares y nos adentramos en un extenso  y precioso hayedo, algunos ejemplares son de una talla soberbia , nos encontramos una en el suelo y pensamos que se trataba de un árbol entero pero salimos rápido de nuestro error al ver una haya gigantesca que se la había arrancado una rama.
Dejamos atrás el espectacular hayedo, y continuamos andando, no sé si por fincas de labor o por una dehesa. La nieve acumulada no nos saca de dudas, tenemos que saltar varias alambradas, por lo que me inclino por dehesa.
En algunos lugares la capa de nieve alcanza los 30cm.
A lo lejos observamos un pequeño pueblo, pero no nos acercamos a él, la ruta se desvía y se queda como a un kilómetro a la derecha. El pueblo es Rábanos.
 Continuamos por el llano, en el que saltamos cuatro o cinco vallados y por fin iniciamos el descenso.
Nos adentramos en una zona de espesa vegetación, hayas, arbustos, zarzales... El descenso a pesar de la nieve es muy cómodo. Casi al final del descenso nos topamos con la primera sorpresa.
En medio de la senda nos encontramos con esta surgencia, que debido a lo lluvioso del invierno brota caudalosamente.
Y un poco más adelante nos encontramos la segunda sorpresa, es una bella cascada por la que fluye el agua ruidosamente.
Estamos muy cerca del pueblo,  y regresamos a él por la zona donde se encuentran las bocaminas de manganeso y la cueva de Puras.
Hemos empleado tres horas y media, la temperatura máxima ha sido de un grado bajo cero  y la mínima tres bajo cero. El resto del año me imagino sera una ruta bonita pero con nieve es preciosa.

 


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